LA DANZA EN NAYARIT Y SU EVOLUCIÓN A PARTIR DE LA LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES
NAYARIT Y SU FOLKLORISTICA
Por Sergio Damian Sartiaguín Montes
Nayarit es rico en manifestaciones populares cultivadas a lo largo del tiempo, en su territorio se encuentra impresa la huella de una cultura milenaria y plural formada por una gran diversidad de pueblos que se distinguen entre sí.
Al encuentro con los españoles, dió inicio también el
proceso de dominación cultural emprendida por los religiosos, de esta forma y
con la supresión de innumerables manifestaciones culturales precortesianas, los
modelos europeos fueron impuestos por la fuerza y la represión, pero la
resistencia apenas empezaba.
A la llegada de los Españoles a lo que hoy es el
estado de Nayarit en 1524 por Francisco Cortes de San Buenaventura y 1530-1531
por Nuño de Guzmán, atraídos por la riqueza del lugar, nuestros grupos
indígenas habitaban los ricos y fértiles valles que tuvieron que ceder ante la
codicia española con sus arma de fuego y la superioridad que representaba el
uso del caballo. Los nuestros opusieron resistencia y lejos de rendirse ante la
inminente derrota, se remontaron a las montañas, lo que dificulto su
supervivencia, pero en esos lugares contrarrestaron la ventaja de los
españoles.
En el siglo XVII los españoles hicieron variados
intentos para la conquista de esta
provincia siendo mínimo su avance y en
1616 distintas tribus se sublevaron contra la dominación hispana lo cual fue
decisivo para buscar una conquista misionera con “Suavidad y dulzura”. Doscientos años después los coras y huicholes
se mantenían independientes.
Mientras tanto, en la Mesa del Nayar, se reunieron buena
cantidad de nayaritas –con esta palabra se nombraba a los coras que eran
reynados por Nayar o Nayerit- para defender sus pueblos y centros ceremoniales
donde se encontraban sus dioses y el templo mayor erigido al sol, al cual
rendían tributo. Enviaron los españoles dos mensajes donde les pedían su
sometimiento pacifico pero no fueron aceptados por los bravos coras y ante la
negativa, en el mes de enero de 1722 se produjo el enfrentamiento el cual por
el lado indígena fue conducido por el valiente guerrero Tlahuitole y Juan
Flores de San Pedro por las hueste españolas.
- Talhuitole éste bárbaro guerrero nayarita, cual belicoso monstruo,
en su tremenda acción, con rabia, salto sobre las breñas y precipicios, brinco
a la vereda por donde avanzaban los españoles, y alfanje en mano, cortaba
brazos y cabezas, dejando mal parados a los españoles, entonces Juan Flores de
San Pedro con cobardía, oculto tras un peñasco ordenó y tras un disparo certero
de ballesta cayó Tlahuitole herido en un costado, éste revolcándose de dolor,
continuaba lanzando mandobles con su arma e intentaba sacarse la flecha y antes
de que lo lograra, otros españoles dispararon sus armas de fuego acabando con
su vida. Los demás naturales al verse sin su líder y guía emprendieron la
retirada.
La guerra terminó, las tropas españolas tomaron
posesión de la Mesa del Nayar, los viejos templos fueron incendiados y
arrasados inmisericordemente y sobre las cenizas y ruinas fue erigida una
iglesia. En 1722 la provincia jesuítica de San Joseph del Gran Nayar fue
renombrada como nuevo reino de Toledo por el Marqués de Valero.
Una vez iniciada la colonización, la política ejercida
fue un muro de contención para la práctica y expresión de la danza, y ya asentado
el poderío español, el desenvolvimiento de las danzas solo fue permitido en las
instancias religiosas y arteramente satanizada y castigada con la muerte cuando
se hacia fuera de ella.
Los padres prietos (Orden Jesuita bautizada así por
los coras, porque vestían una túnica con capucha color negro) instalaron siete misiones
en el mero corazón de la sierra del peyote o sierra del Nayar: La Mesa, Jesús María y
José, Santa Teresa, San Pedro Iscatán, El Rosario, San Ignacio Guainamota y San
Juan Peyotán, en ellas los lugareños aprendieron algunas danzas de origen
europeo, tales como: Moros, Conquista, Correlona, etc. Que fueron parte
importante del movimiento evangelizador.
También es ese momento se dio el surgimiento de otras
expresiones dancísticas con notables trazos de sus antiguas danzas, como la
danza de los maromeros que servía para ejercitar a sus guerreros, ya que era en
la danza donde ellos podían explayar sus
más profundas evocaciones a las costumbres que le fueron arrancadas y las
impuestas por los católicos, dando paso a la danza mestiza.
Fue a través de la danza donde recibieron el
evangelio, escenificaban la danza teatralizada y en ella participaban
personajes como la virgen, el diablo, la malinche, Hernán Cortez, entre otros y
sostenían diálogos (coloquios) cargados de
profundos mensajes para de esta manera incidir en su comportamiento pero
sobre todo en su manera de pensar.
A consecuencia de la expulsión en 1767 de los padres
prietos del territorio mexicano y por ende de lo que hoy es Nayarit dos años
después se inició un amplio inventario de las utilidades dejadas por los
jesuitas en las misiones, tarea que le fue encomendada al Padre Joseph Bogarin
de Tequila Jalisco, encontrando un amplia gama de elementos culturales como
instrumentos musicales de cuerdas (mariachi antiguo), utilería de las danzas y
hasta un antiguo órgano y por supuesto infinidad de objetos propios para
oficiar. Los jesuitas fueron sustituidos por
los franciscanos quienes carecían
de la pujanza de sus antecesores, en consecuencia de
esto, los indígenas serranos tuvieron un largo ayuno religioso, en el cual sus
antiguos ritos, celebraciones y ceremonias fueron desenterradas, desempolvadas
e incorporadas a la estructura de la nuevas enseñanzas, con ello dando paso al
sincretismo religioso que fácil se distingue en la mayoría de sus expresiones
dancísticas de la actualidad, y así, nacieron las celebraciones de las
Pachitas, La Judea o Shumavika o Semana Santa
entre muchas otras más.
A la par de la danza, otro elemento catequizador fue
la música, los instrumentos musicales utilizados por los indígenas fueron
sustituidos, primero por los de cuerda y posteriormente por los de viento, pero
al asentarse los franciscanos se reincorporaron
a la musicalización de la danza las percusiones (tambores, conchas de
armadillo, caparazones de tortuga de arrollo) y alientos (silbatos primitivos de barro, pitos de
carrizo, pitos de barro, caracoles) etc. Etc.
Los coras en el primer cuarto del siglo XVIII era una
sociedad que había integrado prácticamente todos los elementos técnicos
europeos.
Finalmente los naturales con suma facilidad se apropiaron de todo eso, integrándolo a la
danza, aprendieron a tocar los instrumentos de cuerdas como violín, guitarra
panzona, guitarra de golpe, guitarra sexta, guitarrón, vihuela, arpa,
incorporando incluso el triángulo metálico y el pito de carrizo como en el caso
de los minuetes que se tocan al interior de la iglesia en las pascuas de Jesús
María municipio de El Nayar y que son una exquisitez para el oído y el espíritu,
y así nació el mariachi antiguo aderezado por instrumentos netamente indígenas
como el gran tambor de tronco de árbol de chalata (higuera) ahuecado llamado
tarima (gran Tunama) que se coloca boca abajo y se percute con los pies
descalzos.
En consecuencia aquel proyecto totalizador que
concibieron los españoles fracasó en el aspecto profundo, y aun cuando ocurrieron muchas consecuencias
y perdidas culturales y aunque los indígenas siguieron siendo asediados para
que dejaran de practicar la danza, estos jamás lo hicieron, por los vínculos de
unión que aun hoy en día representa con su antigua y lejana civilización
mesoamericana, cuya presencia hoy en día es imprescindible reconocer.
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